jueves, 18 de abril de 2013

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update: el dedo anular izquierdo es el más perezoso de todos.

miércoles, 17 de abril de 2013

ATLG130416

Peor, apagué el despertador y me volví a dormir, desperté como 20 grados solares más arriba, actividades de rutina, compré un yogurt en la tiendita de la esquina y rodé al instituto. Me serví café y estuve revisando el código de los últimos experimentos, luego hice unas notas en una página fechada hace una semana. Cambiaron algunos parámetros de los experimentos y fueron repetidos, se terminó el café y era las 11 de la mañana, unas enchiladas rojas como almuerzo y en la espera posterior a la orden (previa al almuerzo) el recuerdo de un mensaje de ayer resonó. Al terminar hubo una llamada telefónica de prueba, luego una efectiva para fijar un plazo de 15 minutos por lo que hubo que desatar o desencadenar la bicicleta de aquel árbol junto a la vieja oficina, rodada otra vez, espera y nunca ocurrió la reunión planeada, desesperación y luego un repaso de una ruta recorrida una sola vez que va hacia el norte. La transición en el aspecto de las calles al salir de la ciudad, unos horrendos topes de adoquín que golpeaban la rueda con violencia, creo que era por allá, sí, pero no hubo certeza cuando la calle pasó del adoquín a la terracería y luego al asfalto. Finalmente la puerta apareció aunque al acercarse notó el candado, unos breves golpes con los nudillos, nada.
El camino airoso empuja como en aquella pista de videojuego death wind aunque no podría sacar a alguien de la ciclovía. Al regresar al instituto eran casi las 2 pm y el sol daba como nunca, sudoroso y un poco cansado. Casi a las 3 comida con los doctores, albur y recomendaciones para quien visita París durante dos días, la guía rápida del Louvre, el arco, la torre, iglesias, cabarets y hoteles. Un café para la digestión y no quedarse dormido, más experimentos breves que se quedan colgados, la reiteración de la visita al cuarto cerrado se gestaba y a las 5 se materializó. Otra vez fracaso y eso es algo bueno porque así pasará el 20 de abril despierto por más que trate de seguirlo evitando.
La recta final del día fue de las 7 a las 11 pm en que publiqué fotografías en sitios de ventas, comentarios y microcharlas. Más o menos al terminar le dije a D que quería que inventásemos un personaje entre ambos dos para crearle una cuenta de twitter nomás que me confundí y lo plantié alrevés (cuenta y entonces personaje), ella dijo sí y que tenía sueño. Me sentí como chocando muy lentamente contra una pared flexible. Y ahora recordé al ruso que, paseando en su bicicleta choca contra un camión, el chofer se molesta y el ruso continua su camino diciendo el mundo no existe fuera de mi subjetividad, en otra ocasión, pensando en la forma ordinaria, no hubo colisión pero sí ocurre algo y su mente despierta a esta verdad: No hay nada, salvo mi subjetividad.

martes, 16 de abril de 2013

ATLG130415

*
El término autólogo refiere al tratado sobre sí mismo.
**
Durante el día hubo pensado unas 1000 veces en la palabra disciplina, en los términos con le plantearía a ella todo el asunto, cuidando el modo de mantener el río en el cauce concentrado en la fragilidad de una pared de arena.
Llegué a casa a las 10 de la mañana, quedó un poco de tiradero por el domingo así que lo levanté, puse café y encendí la máquina para buscarle pues la urgencia de hablar con ella me impediría concentrarme en cualquier otra cosa pero no apareció, busqué una bacha y fumé un cigarro de una caja olvidada.
Fui a husmear un poco por comunidades de músicos e hice un cartel para buscar baterista, diserté semi-libremente en la libreta verde y terminé el café, se había ido la mañana! a las 2 pm estaba en el instituto, reinicié la conexión y acomodé algunos archivos, salí a comer y de regreso encontré a dos compañeros, regresamos juntos al laboratorio imprimí papeles y a las 430 huí del instituto para volver pedaleando a casa, liberar espacio en la maleta y encaminarme a la ciudad. Llegué 15 minutos antes de las 6.
No pude observar el desarrollo del encuentro como hubiese deseado, la plaza estaba llena de personas y las bancas con sombra ocupadas, busqué un sitio casi en el piso y retomé la lectura comenzada en el autobús con los preceptos fundamentales que caracterizan el budismo zen.
Durante la charla bebí una limonada mientras ella reflexionaba sobre la depresión y el sin sabor de la rutina, necesaria y mortal como todo mal, como toda vida. Volví a casa a las 10 pm satisfecho por la charla pero confundido y me comí dos tacos.
Al volver me han planteado el reto de encontrar 20 personas de más de 70 años en twitter.
Es una emoción tras otra.

lunes, 1 de abril de 2013

mefistófeles

ver y dar un nombre es poco tiempo igual,
que dar un nombre y ver.

fueron esos trazos que hallaste
callaste.

los he visto funcionar
de si existen no sé.
Si me quedo más tiempo buscando las palabras que mejor describan lo que quiero decir, me quedaré en silencio largo rato, cuando largo tiende a infinito.