lunes, 21 de enero de 2013

No creo en la suerte y la búsqueda de la verdad absoluta es un campo esteril por definición. No aprendemos, no contemplamos. No asistimos a la puesta en escena de un guión determinado por un texto divino. No existe un esquema de conocimiento que corresponda a la realidad.
Es la rev-ol-ución dadaísta.
El gato cappuccino es muy grande, janis se ve muy bonita. Hay una nueva carretera en el norte, se ve desde  mi ventana, hay una pared reciente cubriendo un jardín. Recuerdo jugar a la guerra en él. Recuerdo el tamaño de los limones. Hay una escalera muy pequeña y graciosa, al lado crecía una planta de epazote; antes hubo una agujero en la tierra, en la ladera de la barranca.
Los gatos están corriendo por la azotea, pasan apurrados uno tras el otro corriendo, saltan a un tejado de lámina, caen al suelo y pasan junto a unos árboles frutales, dan vuelto junto a la habitación y cruzan el patio. Se detiene, a lo lejos se escuchan ladridos de los perros del pueblo, gruesos y breves, largos y agudos aullidos lejanos, hace frío. se escuchan maullidos.
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Demasiado silencio, en el espejo mi sombra se extiende por todo alrededor, el resplandor de la pantalla ilumina mi rostro, un halo verdiazul rodea su sombra, luego la sombra le rodea.
Entiendo que un proyecto de ese tamaño implica una disciplina de trabajo, no se trata de elegir entre hacer o no las cosas. Defenderé con honestidad mis argumentos aunque estén basados en la intuición como siempre, es la única forma de quehacer que conocía, acabo de despertar, tengo los pies entumecidos, chuecos, rotos, robots.
Alguien decía que el tiempo se está yendo demasiado pronto. No se puede plantear la velocidad del tiempo como un problema basado en la percepción. La percepción obedece al tiempo desde el criterio científico, la mente tiene el entendimiento del tiempo desde su constitución y proceso evolutivo, espacio y tiempo son uno solo con la materia. Es un clasificador gaseoso. La observación a la luz de un proceso físico de uno social. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera.
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Con-sis-ten-cia.

viernes, 18 de enero de 2013

viernes, 11 de enero de 2013

Parece una tradición emergente incribirse a cursos cuando comienza el año y de algún tiempo para acá he querido aprender lo básico para escribir páginas de internet de modo que hace un par de días busqué uno, consulté la descripción, el contenido y me inscribí. Ayer fue la primera sesión y puedo decir que ha sobrepasado las expectativas en todos lo sentidos excepto el pedagógico. Una de las razones principales para tomar una clase es recuperar la disciplina de las obligaciones escolares, contradicción circular que no termino de entender o asimilar pero que hizo bien su papel como motivación inicial. Luego fue aprendes algo y te relaciones con personas; tampoco sé bien a lo que refiera. Después se volvió una especie de escapatoria. Voy para despejar mi cabeza de todo lo que le atormenta en la rutina habitual, incluso romper la rutina, porqué no. Quién dice que una rutina no se puede romper intersectándola con otra distinta. Como siempre las cosa no salieron como esperaba. Y en eso viene el rush de sangre a la cabeza. Todo pasa justo como el deseo impronunciable dicta. La nauseabunda predisposición a la sorpresa, el remedo de exigencia de atención y obediencia, la experiencia de conocer lo necesario y estar seguro, a base de repetición, de que la verdad no se puede escapar de las líneas atrapadas entre sus palabras y los trazos en papel de la audiencia. No cabía de risa. Luego la sorpresa se volvió sombra de  alejamiento. Hasta dónde cabe la honestidad en una relación que no está hecha para presentarse cortésmente, en donde nadie dice lo que hace y todos son solo el fantasma que agacha la cabeza para escuchar. O sabe escribir, sabe invocar algunas palabras mágicas y solo vino a buscar lo que le hacia falta. Quién podrá resistir, quedarse, anularse, someterse. No hay aprendizaje posible que reprima en pos de la igualdad. No se es igual a los demás. El pasillo le escondía, le vi solo hasta evitar a un par de instructoras bloqueando el paso, al levantar los ojos hacia el letrero del salón 4, su luz me atravesó hasta desaparecerme en el silencio al que se aproximaban mis preguntas mientras mermerizado, suplicaba su perdón. Está allá afuera, gracias giro y respiración acelerada, una distracción, la imagen taladrando mi cabeza como ahora, luego una minipersecución, como jugueteo, bloqueándole el camino, buscando la prolongación del tiempo que no es el tiempo sino la oscuridad de la noche mientras le seguía sin saberlo hasta mirarla desviar el camino. Como querer beberse los rayos que filtra el tragaluz, arrojarse sobre ella para atraparla en el exterior, invitarla a la noche.

domingo, 6 de enero de 2013

The Soft Bulletin

sería como decir que anoche asistí a una lectura de Benoit Mandelbrot, que conocí a los héroes de las novelas de la infancia un domingo en el jardín del centro del pueblo, que tomé fotografías de las estrellas durante toda la noche, que llevo semanas seleccionando cuidadosamente las palabras que usaré cuando te vea, el orden de letras con que comienza cada oración y que acentuaré las sílabas en posiciones de la serie de Fibonacci.

miércoles, 2 de enero de 2013

001

el viaje anual no comienza el uno sino el dos de enero minutos después de medianoche, desperté, hacía frío y no llevaba suéter. me levanté del sillón en que estaba tumbado, busqué alrededor encendí la lámpara y contemple mi antigua habitación en la casa de mis padres. habitación de poca calidez en invierno pero gran protección en los calurosos veranos cuando el sol se mete frente a la ventana por estar rodeada de árboles, por el este estaba el viejo zapote plantado por los ancestros que dividía la propiedad de mi abuelo y su hermano el tío rafael; un zapote más joven en la dirección del noroeste que dividía la propiedad de mi padre y la tía ojilmia, un pino en la orilla de la propiedad de doña lourdes y el viejo sauce mutilado por el oeste.
saque una chamarra en el ropero y lo primero que vino a mi cabeza fue la idea de escribir una reseña sobre las ultimas infestaciones virales masivas y los mitos en torno a sus orígenes, cuando apareció la primera imagen como quien mira una película y esta es interrumpida y reemplazada por otra, la cena de la noche anterior, la discusión, un sonido de tacones que bajan por las escaleras de madera, la cortina del baño, luego el momento en que empieza la discusión, y luego una imagen de los volcanes en un día nublado, el frío de una mañana, posiblemente también un dos de enero pero de algunos años atrás, una sudadera gris con un gorro gris ajustado sobre mi cabeza, bajar la camioneta y contemplar entre los surcos y restos de cañas secas de maíz, verdes calabazas brillantes en el fondo de montones de cañas secas y tierra medio endurecida.
recién nos mudabamos a las nuevas habitaciones construidas por mi padre en el lugar que antes había ocupado un corral de vacas, luego jugando en el piso recién pulido con mi hermana, con mi hermano siento un niño pequeño que luego sería muchos centímetros más alto que yo, luego yo demoliendo unos bloques de adobe luego mi padre dándonos un lugar para vivir.
caminé a la cocina por un vaso con agua y respiré el aire frío de la noche, regresé, volví a tomar un libro que había estado leyendo y lo abrí en la página marcada, no entendí lo que leía, pensé libremente y me vino la idea de las máquinas, la misma imagen, la sensación de querer avanzar la página para descubrir que no hay tal posibilidad, agrupar patrones desconocidos es como pescar en un estanque peces de distintos colores y esperar que la secuencia de colores profetice un acontecimiento deseado, una variable aleatoria como el reel de una maquina tragamonedas, un tren de unos y ceros encerrados en paréntesis redondos, cuadrados y comillas francesas que supongo eran incluidas solo debido a mi preferencia por aquel símbolo.