domingo, 24 de marzo de 2013

Viernes de una larga caminata nocturna por un camino como de aquella película postapocalíptica basada en una historia de cormac mccarthy, un poco de aburrición infinita, di-monólogos, muchachas de largas piernas y una bebida saborizada de ananás con hielitos.
Cada vez es como pausar la historia, como escapar un poco de la rutinesca dinámica podrida, como ser-encarnar en alguien distinto, en otro espacio tiempo, otro mundo y contexto, con nuevas libertades por inventar y apuntando al éxtasis. Distinto pero idéntico, alterno. Siempre termino aburrido y luego todo en esa dirección se vuelve identidad.
Está esa sensación como de no pertenencia, la inadaptación al regreso, después de despertar, no tolero el mundo como es, ni como era. Ojalá fuera como cuando la resaca de autobús purificaba de toda mancha ganada. La imperturbable tranquilidad de ser una hoja seca que navega el cauce de un inmenso lago espejo.
La novicia no responde, trastea otra vez, las diferencias de querer y querer+poder se manifiestan a ratos, como si de pronto una conciencia oscura negara el discurso circular de mi cabeza y todo el mundo sabe que es necesario un gran conjunto de consideraciones especiales cuando bucles anidados son interrumpidos en los niveles más profundos.
Como fichas de dominó esperando la conclusión, el espectáculo tragedia de caer de espaldas. paf.

sábado, 16 de marzo de 2013

Apenas pasa de mediodía pero es como ir caminando la primavera pasada en la ciudad de torre y río. La oscura y gravitativa sensación de que podría caer a mitad del paseo por la calle, fulminado por un rayo enviado por algun Zeus metaimaginario sin que a nadie le importara un comino.
Al menos la vez pasada estaba en mitad de un parque lleno de gente, aquellos futbolistas negros habrían tropezado con el fiambre y solo tal vez lo habrían reportado.
Pero aquí no. Realmente no hay nadie que vea y si no le escribo a la novia no sé si algo, en algún momento vaya a pasar.
¿Cómo escapo de la zona de comfort con este pinche frío?

martes, 12 de marzo de 2013

soñé una fiesta en la calle con música y los extraños colores que solo se ven en sueños y buscaba un conecte y encontré a uno muy amable. luego madre pasó caminando cerca y preguntó por lo que hacía. conteste con honestidad tanteando sus reacciones, le dije calma, debo terminar este asunto y ahora te cuento en la casa pero al terminar seguí caminando en la dirección opuesta, derecha izquierda derecho, saludando a personas a quienes hace mucho no veo. regresé a contarle y me fui caminando hasta una fiesta en el piso de arriba de una casa incompleta, no entré pero varias personas me saludaron desde el hueco de una ventana.
como muchos otros días fui a tu casa a buscar el refugio de tus palabras porque el asunto me estaba sobrepasando y apenas me alcanzaba el aliento para cruzar el puente de la avenida, de derecha a izquierda primero, de cerca a lejos después.
volvió a sorprenderme el letrerito con el nombre de la calle que nunca recuerdo cómo deletrear, los grandes y redondos ojos que me miran mientras pienso en cómo tus ojos miran cuando en la misma dirección miramos, revelamos, rebelde.
llegando vi el candado de la puerta, emocionado por estar medio abierto que no siempre pero sí esta vez también significó medio cerrado, alquitranado por todo el humo di vuelta y descansé en el parque de siempre, de noche, de frío, de estar expuesto y estrellas y dormido.
creí verte cruzar la ventana, apagar la luz de una habitación en el piso de arriba seguramente dormida, engristecida albornotada, como atorada, como encaminada en el bucle de un paso subterraneo que te sacará hasta allá, hasta haberte pasado de la estación, donde me verás y lo sabré pero fingiré no verte y luego seguirte hasta el vagón y buscaré un asiento atrás, para mirar como me miras, como finges que juegas a mirarte los zapatos y hemos de atraparle en ese momento porque al bajar seguirán las escaleras y el torniquete y los guardías me detendrán por caminar con las manos en los bolsillos y tu estarás tomando el autobús y yo corriendo, conozco el único atajo una mañana nublada. el sol sale por la dirección equivocada.