martes, 27 de noviembre de 2012
siempre lo relacioné con una canción de yo la tengo
nunca supe su apellido. tampoco hubiese conocido su nombre de no ser por aquella vez que perseguí la guitarra rota hasta la habitación al fondo del pasillo de las escaleras. en la pared de la puerta, sobre una repisa de madera con juguetes hacía mucho tiempo inmóviles había cubos con letras cuidadosamente alineados. lo recuerdo el día en el derrumbe, esbozando un consuelo inútil. también el día que el lavamanos del baño terminó lleno de cabellitos y mi cabeza, reflectiva y fielmente desordenada por dentro y por fuera. siempre vestía de negro. siempre le tomaba por la cintura. siempre sonreía al saludar.
viernes, 23 de noviembre de 2012
no era culpa de nadie encontrarnos en la plaza, rodear el extraño monumento egipcio, consecuencia de los complejos mecanismos froidianos, claro que los egipcios no conocían a froid y a nosotros nos importaba poco porque los diagramas de un metro cuadrado en las caras opuestas de la base significaban mucho más que la enorme piedra afilada que apunta al cielo. fotografías, grafías rompecabezas de un proceso, el resumen de la narración que abarca todas esas noches sin dormir, el candil en la mesa y el lápiz que rueda y cae una tras otra vez. nadie lo dijo, pero aquel encuentro retomaba el significado que en otro tiempo tuvo el área delimitada por esculturas de mujeres en tronos de mármol: un pueblo venido de la dirección en la que sale el sol, otro del rumbo al que apunta mi brazo derecho antes de tomar la fotografía, también de la dirección opuesta; de la restante y todos los puntos intermedios, es curioso que 4 orientaciones sirvan para indicar cualquier punto en la circunferencia de nuestra percepción. del atardecer que mirabas mientras yo esperaba a que el semáforo cambiaba de color y sostenía, con una mano el teléfono. caminamos al metro, a comprar golosinas con una muchacha de cabello naranja, a seguir túneles para volver a la superficie cuando el sol no estaba ya, cerca del puente de los candados para ver pasar el ferry y saludar.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
martes, 20 de noviembre de 2012
ensayo de máquina
rotacional, evaporada,
(translúcida, intangible) absurdidad
cuando tiene el paso bloqueado no piensa, salta de un lado a otro
no hay consciencia porque no hay ritmo, es el anochecer en el rito de contemplación
(inmóvil, diluido)
la emulación de una máquina descompuesta no puede requerir un dispositivo funcional,
cualquier conjunto de partes del mismo podrán hacer bien el trabajo
a diferencia de la creencia popular
hay un estado de enajenación (automático, avería) más cercano al vértigo del albedrío
que a la simétrica armonía de cualquier ciclo
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